martes, mayo 22

Hoy me desperté recordando

El tres de julio de 2006 fue uno de los días más tristes de mi vida. (Ignoraba entonces que bien pronto vendrían los momentos más duros: el seis, el conteo oficial, la lucha y todo lo demás).



El tres de julio, entre furiosa y desconcertada, fui al centro de Xalapa a ver qué ocurría. En el puesto de periódicos frente al edificio de correos, estaba mi abuela, leyendo las primeras planas. Eran los días en los que mi abuela andaba de aquí para allá caminando, en urbano*, en taxis, en coches de amigos. Era una señora fuerte e independiente, brillante y aguerrida.

Nos vimos. Me acerqué a ella corriendo y me recibió con un abrazo. Yo estaba llorando mucho. “Perdimos", le dije, y la palabra se me atoró en la garganta. "No, Alaidita, aún falta camino, el preliminar no significa nada, hay que esperar al conteo oficial, apenas viene lo fuerte, Andrés no se va a dejar, nosotros tampoco, vamos a luchar, ánimo, no te caigas todavía". De su boca salían palabras y más palabras, pero yo no alcanzaba a comprenderlas bien. Aun así, me reconfortaron su tono sereno y firme, su abrazo, su paciencia y su seguridad. De su bolsa sacó una muñequita de barro y me dijo que era para mí (no entiendo todavía qué hacía la muñequita ahí).

Esa sería una de las últimas conversaciones lúcidas y reales que tendríamos. También sería una de las últimas veces en las que me sentiría chiquita junto a ella y segura entre sus brazos. Vendrían, después, la senilidad y la terrible y dolorosa confusión. La telaraña que iría nublando su pensamiento y en la que no me voy a detener aquí porque estoy guardándolo todo, anécdotas y llanto, para una novela que estoy escribiendo (es en serio).

No quiero morirme sin sentir que he dejado a mi paso un mejor país. Aunque me duele saber que mi abuela no podrá verlo, y que, si lo ve, no podrá apreciarlo. Es que aún falta camino, y ella ya está llegando al fin del suyo.



*Así le decimos en Xalapa a los camiones del transporte público.

7 comentarios:

Pablo dijo...

Sus palabras valdrán la pena. Aunque ella no esté aquí completamente, el eco de sus palabras sigue aquí. No nos vamos a dejar.

Besos.

Ministry of Silly Walks dijo...

Ahora hay muchos para, pase lo que pase, reconfortarnos.

Kleitoris Eremítico dijo...

hicite que publicar una entrada en mi post despues de 4 años, ya ni modo Hace 6 años hicieron lo mismo que hace 18 y 24 ¿ pero que podemos hacer ? si lo que deviamos hacer lo hicimos.

Queridita dijo...

Me hiciste llorar, hijita.
Sí, mamá ya no se entera de mucho, pero eso no importa: hay que seguir, hasta el cambio verdadero, cambiando cada uno de nosotros, apoyando y acompañando a los que quieren cambiar también, invitando a otros a hacerlo.
La tarea es dura pero valdrá la pena. Y si no se ven ahora los frutos, después.
Nada es para siempre.

Sergio dijo...

Qué infinito dolor haces sentir al narrar esa charla con tu abuelita, pero que bien que bien que la quieras tanto y la recuerdes con cariño.

Los cambios vendrán ya verás.

Saludos

M dijo...

es curioso como insisten en que el destino es ganar, a como de lugar.

no apoyo a ningún candidato, al contrario, creo que todos parten de una partidocracia obsoleta, del mismo sistema viciado y sucio, TODOS. pero ese es otro tema.

creo que antes de un cambio de color o de partido en el poder, tiene que existir un cambio total en la política mexicana, lo que no hace ningún partido.

con esto no busco convencer a nadie de que vote por alguien en particular, cada quien es totalmente libre de escoger a quien quiera que lo represente.

pero lo que sí hay que dejar claro es que si esperamos que esta democracia funcione, más que estar preocupados por quién gane (obviamente cada quien busca que el candidato de su preferencia gane) deberíamos estar preocupados porque las cosas se lleven a cabo con legalidad, aunque no sea a favor de quien nosotros queramos.

aceptar los resultados (mientras sean apegados a la ley, claro está y si no lo son, reclamarlo) sin importar a quién favorezcan y tener claro qué el que nosotros pensemos que alguien debe de ganar, no significa que la mayoría de la gente piense igual, el respeto es la clave de todo esto, sin importar cuál sea la preferencia.

por eso se llaman elecciones, en este ejercicio se basa la democracia, el que tenga más votos gana, así de sencillo.

y recalco que mi preferencia no es a ninguno en especial, al contrario.

Anónimo dijo...

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