¿Quién es Fidel?, me dicen...

Desde que habilité la moderación de comentarios, dejaron de escribir muchas personas que sólo visitaban mi espacio para insultarme o para crear polémica. Es una lástima (la ausencia de los últimos) pues en muchos casos los debates entre los lectores de blogs, son mejores que los posts de los bloggers (incluído el mío, por supuesto).

A esto le agrego que, cuando mis textos no son referidos al momento político nacional actual (y mis amlodizadas opiniones ceden el paso a reseñas de situaciones personales), mi blog no parece tener tanto éxito como durante las campañas electorales. Nimodo, así es esto.

Al final, los blogs son personales, y uno escribe sobre lo que uno quiere (o al menos eso creo).
Siguiendo esta premisa, y considerando que no tengo mucho tiempo, le rendiré honores al copy-paste para compartir la primer referencia que vino a mi mente cuando leí en el Milenio onláin (que, aunque no es la fuente más confiable en cuanto a medios de difusión, algo puede tener de cierto) que Fidel podría estar enfermo de cáncer. Por Fidel, me refiero al único Fidel; no al gobernador de mi estado, a quien no han dejado de promocionar como Tío Fide, pero que yo sigo nombrando con todo y apellidos, por considerar que Fidel sólo ha habido uno (bueno, y un tocayo que llevaba el apellido Velázquez).

De Fidel pueden decirse muchas cosas, pero creo que nadie mejor que Sabines (d.e.p.) para retratar lo que muchos sentimos al pisar esa isla y constatar, en carne propia, que mucho de lo que puede decirse de Cuba no son más que mitos y prejuicios que han construido los intereses de unos cuantos. Sobre este pequeño país hablaré en otro post pues, insisto, no tengo suficiente tiempo. Ofrezco mis disculpas y presento a continuación un gran poema, extracto del Yuria (1967) del genial Jaime Sabines, y en específico, el número tres del Cuba 65:

3

¿Quién es Fidel?, me dicen,

y yo no lo conozco.

Una noche en el malecón una muchacha que estaba

conmigo

dio de gritos palmoteando: «ahí va Fidel,

ahí va Fidel», y yo vi pasar tres carros.

Otra vez, en un partido de pelota,

la gente le gritaba:

«no seas maleta, Fidel»

como quien le habla a un hermano.

«Vino Fidel y dijo...», dice el guajiro.

El obrero dice: Vino Fidel.

Yo he sacado en conclusión de todo esto

que Fidel es un duende cubano.

Tiene el don de la ubicuidad,

está en la escuela y en el campo,

en la junta de ministros y en el bohío serrano

entre las cañas y los plátanos.

En realidad, Fidel es el nombre

del viento que levanta a cada cubano.