Mucha gente escucha música
distinta todo el tiempo. Bandas recién descubiertas, cantantes que grabaron su
primer disco este mes. A esas personas las admiro porque yo no puedo hacer eso.
Desde hace veinte años me muevo únicamente entre dos polos, que son John Lennon
y Silvio Rodríguez. Dos polos que no son contrarios. En medio de ambos, caben dos
decenas de músicos, mis favoritos, a los que vuelvo siempre.
Estuve pensando en eso y concluí
que hay ciertas características que comparten todos los músicos que viven adentro
de mi corazón. ¿Por qué escribir sobre ellas? Pues, ¿por qué no? Aquí van, enlistadas:
Cuando están enojados, están
muy enojados. Dice Lennon que el instant karma va a venir por ti, y que te va a
pegar en la cabeza, y que mejor estés preparado porque pronto estarás muerto. Dice
Silvio que lo vienen a convidar a tanta mierda, y dice también que la rabia es
su vocación. Y Fito Páez se pregunta, la puta madre que lo remilparió, ¿por qué
nos cuesta tanto el amor?
Son melancólicos, la saudade permea
en sus espíritus ultrasensibles. Dice Lennon que hay lugares y personas que
recuerda y que seguido se detiene y piensa en ellos. A Serrat le pesan la posibilidad
de que sus hijos sufran y que las agujas avancen en el reloj. Silvio se
pregunta a dónde va la sorpresa casi cotidiana del atardecer.
Conocen el mundo en el que
viven. No son ingenuos. Lo denuncian, les parece mal. Fito habla del tiempo en
el que nadie escucha a nadie, del tiempo en el que todos contra todos. Silvio
habla de su deseo de cambiar cada cuerda por un saco de balas. Calle 13 dice
que América Latina es un cuerpo sin piernas pero que camina.
Les duele el mundo. Esta
tristeza empática queda lejos de la simple molestia individual. Ellos invitan a
hacer comunidad. Silvio dice que si un día vuelve cansado, sucio de tiempo, sin
para amor, es que regresa del mundo, no del bosque, no del sol. Ismael Serrano dice
que le afectan las cotidianas tristezas: la de los supermercados, la del metro
y las aceras. Rubén Blades llama a que vayamos todos adelante para juntos terminar
con la ignorancia que nos trae sugestionados.
Encuentran la belleza, la
valoran, la reproducen. Ven esperanza en donde otros solo ven fatalidad. Creen
que ese mundo todavía se puede cambiar. Con todo y la podredumbre, están
seguros. Aquí viene lo que para mí es lo más importante: la música que más me
gusta está hecha de esperanza. Silvio dice que el día feliz está llegando. George
Harrison dice que ahí viene el sol. Passenger dice que, si todos nos iluminamos,
ahuyentaremos esta oscuridad. Fun dice que en nuestro día más oscuro, el sol aparecerá
y encontraremos nuestro camino a casa. Sabina dice que más de cien pupilas
donde vernos vivos son más de cien motivos para no cortarnos de un tajo las
venas.
Y otra cosa. Todos ellos, mis
favoritos, mis compañeros de viaje, no solamente creen que el mundo sí se puede
cambiar, también conocen un camino para lograrlo. Este camino es el amor, no
hay más. Para Lennon, todo lo que necesitas es amor, y el amor que das es igual
al que recibes. Fito cree que fuimos hechos para herir, pero el amor nos
salva. Regina Spektor cree que si amas lo que tienes, tendrás más amor. Y Silvio, mi querido Silvio, se
dice ciudadano del amor y afirma con conocimiento que solo el amor convierte en milagro el barro
y que el problema, señor, sigue siendo sembrar amor.