lunes, julio 19

Comida

Convivo poco con mi sobrino porque vivimos en ciudades distintas. Visitarlo ocupa el primer renglón en mi lista de cosas que hacer cuando vengo a Xalapa. Me gusta verlo descubrir el mundo, asombrarse de sus detalles y también acostumbrarse a las cosas que antes eran nuevas, a los fabulosos datos que antes no sabía: que le gusta el helado, que corriendo se llega más rápido que caminando y que si se frota los dedos enfrente del gato éste se acerca y se deja acariciar.

Me gusta darle de comer. El rito del bebé comiendo incluye, obviamente, al bebé que se alimenta, pero también al público adulto que, expectante, suspira con cada sonido y sonríe con cada bocado. Y por "público adulto" me refiero, por supuesto, a mí misma. 

Cuando le doy la comida, me mira a los ojos. No ve la cuchara ni el plato; me ve a mí. Deposita toda su confianza en mí, mirándome. No ha visto pollos ni ha cultivado papas; no entiende el concepto de alimento. La única garantía que tiene de que su comida es comida soy yo, que soy su tía y que lo amo.  Me mira a los ojos, abre grande la boca, recibe la primera cucharada, la traga, sonríe, no deja de mirarme a los ojos y vuelve a abrir la boca. Y yo me siento gigante.


7 comentarios:

pispiration dijo...

Gran tía.

Qué buen día, posteaste doble

Liz dijo...

Qué bonito :)

Tacvbafan dijo...

ya está bien grande ese leo. apoco no son geniales los bebés? yo quiero estudiar puericultura, los niños te enseñan tantas cosas.

Qué chido que volviste a postear, extrañaba tus escritos.

Luis Salazar dijo...

"La única garantía que tiene de que su comida es comida soy yo, que soy su tía y que lo amo".

Me acabas de regalar la frase más fuerte de ésta etapa. Gracias :D

Xerófilo dijo...

Hola:
Siendo como es que no le ves muy seguido, me imagino que debe darte enormes sorpresas en cada visita.
Qué bueno que lo estés disfrutando tanto, que aprecies tanto los detalles que ir´á dejando atrás para que aparezcan otras novedades.
Sueles poner buenas fotografías, pero creo que las mejores son la presente y la anterior, en a que acompañas a tu abuelita.
Tres generaciones da cuatro; todas sanas y contentas. Felicidades.

Saludos
RRS

Chilangelina dijo...

Ala, nunca había escuchado a alguien comentar sobre eso que a mí me llamaba tanto la atención cuando mi hijo estaba chico: los niños te ven a los ojos cuando comen, no a la cuchara.
Cuando me pasaba con Memo yo pensaba que era porque yo era su mamá; suponía que tenía que ver con el vínculo visual que se desarrolla cuando estás dando pecho, pero veo que no es así. Quiere decir que es lo otro, lo que mencionas: la confianza de no tener que ver qué me están dando ni si se cae de la cuchara o no, etcétera; tú estás ahí, y si estás ahí yo estoy seguro.
Qué felicidad poder confiar así de ciegamente en alguien más.

Amiguiz dijo...

Gracias, amigos. Les contestaré a cada uno.

Pabli y Kata: Gracias :D

Tacvbafan: Sí está bien grande y bonito y sí, te enseñan muchísimo, más de lo que uno a ellos.

Luis: ¡Felicidades a ti!

Xerófilo: Gracias, sí somos cuatro generaciones, ojalá que por mucho tiempo.

Eileen: Es que sí, qué privilegio poder confiar ciegamente, ¿no? Qué suerte, además.