jueves, enero 14

Games

Estoy leyendo un libro en el que Steven Johnson intenta demostrar que la cultura pop de hoy nos está haciendo más listos y no al revés. El primer capítulo es una apología, desde la neurociencia, de los videojuegos. Antes entrarle al tema, Johnson dedica un par de párrafos al ejercicio de imaginación que voy a compartirles: ¿Qué pasaría si los niños hubieran jugado videojuegos desde siempre y de repente comenzaran a leer textos? ¿Qué dirían los padres y profesores, alarmados? Se los dejo aquí, perdonen la traducción casera.

Leer libros subestimula crónicamente los sentidos. A diferencia de la ampliamente asentada tradición de jugar videojuegos -la cual implica al niño en un mundo vívido y tridimensional, lleno de imágenes móviles y de sonidos musicales, que es navegado y controlado por movimientos musculares complejos-, los libros son, simplemente, estériles líneas de palabras en una página. Sólo una pequeña porción del cerebro, dedicada a procesar el lenguaje escrito, se activa durante la lectura, mientras que jugar videojuegos compromete al rango completo de córtex cerebral sensorial y motor.
Los libros son también trágicamente aislantes. Mientras que los juegos, durante años, comprometieron al menor en complejas relaciones sociales con sus pares, construyendo y explorando mundos conjuntamente, los libros fuerzan al niño a retenerse a sí mismo en un espacio callado, lejos de la interacción con otros niños. Estas nuevas "librerías" que han surgido en años recientes para facilitar las actividades de lectura son escenarios aterradores: docenas de niños, normalmente vivaces e interactivos, sentados solos en cubículos, leyendo, silenciosamente, ajenos a sus iguales.
Muchos niños disfrutan leer libros, por supuesto, y no hay duda de que algunos de los vuelos de su imaginación, transmitidos por la lectura, tienen sus méritos. Sin embargo, para un gran porcentaje de la población, los libros son discriminatorios. La moda de la lectura se mofa cruelmente de los 10 millones de niños estadounidenses que sufren de dislexia -una condición que ni siquiera existía antes de que los textos impresos vinieran a estigmatizar a los pacientes.
Pero quizás la propiedad más peligrosa de estos libros es el hecho de que siguen un camino lineal fijo. Uno no puede controlar su narrativa en ningún modo -simplemente se sienta y espera a que se le dicte la historia. Para aquellos que fuimos criados con narrativas interactivas, esta característica resulta asombrosa. ¿Por qué querría alguien embarcarse en una aventura totalmente diseñada por otra persona? Sin embargo, la generación actual lo hace millones de veces al día, arriesgándose a instalar una pasividad general en los niños, haciéndoles sentir impotentes para cambiar sus circunstancias. Leer no es un proceso activo y participativo, sino sumiso. Los lectores de la generación más joven están aprendiendo a "seguir la trama", en vez de a liderar.


No lo linchen, por favor. Dos renglones más abajo explicará que él no defiende esta postura y que el hecho de que haya presentado sus argumentos en forma de libro y no de juego es la mejor prueba. Sin embargo, este ejercicio sirve -funcionó conmigo- para que el lector le permita la entrada a una visión distinta del satanizado mundo moderno y a la información que ofrecerá más adelante.

9 comentarios:

Rubo dijo...

Jijiji, qué bonito. Es como en la sIslas Sándwich. Yo creo que el futuro está en los libros sobre videojuegos. O en el BookHero.

Ministry of Silly Walks dijo...

Siempre he creído que todo lo que estamos viviendo supone retos en muchos y para muchos sentidos.
Los adultos deberíamos advertir los niños y los adolescentes nos superan en información y conocimiento en muchas áreas y esto debería abrirnos los ojos a otras lecturas (que no necesariamente todas las lecturas se hacen en libros). Sólo de esta manera podríamos hacer un puente en la brecha generacional que estamos viviendo.
Yo la verdad me siento en medio.
Hija del Pac-Man al fin, creciendo entre libros y videojuegos.
(A los cuales por cierto no considero enemigos. Mis hijos se mueven entre libros, videojuegos, internet y otros hobbies, con una naturalidad que me intriga).

Octopus Queque dijo...

¿Dónde conseguiste el libro? :O

Amiguiz dijo...

Queque: En Amazon. Esa pregunta la hubieras podido poner en mi Formspring.me/amiguiz

Pequeña Capitali$ta dijo...

Por lo menos está interesante la teoría, sea que estes de acuerdo o te brinque la bilis.
Mi única objeción es que al final la lectura es menos fugaz que los videojuegos y no tiene la reestricción de niveles y que finalmente en los videojuegos tienes un rol específico y no hay de muchas sopas, pero cada quién tiene sus formas de aprendizaje y si para algunos arranarse a leer es una tortura, jugar Wii o play o lo que sea puede servir para otros fines.
Las capacidades que desarrollas son diferentes, no necesariamente más o mejores, pero sí diferentes (igual y si hubiera jugado más Mario Kart me estacionaría mejor jajaja)

Charra Frijolera dijo...

Muy interesante punto, estemos de acuerdo o no...

Ruy Guka dijo...

Eso de que la nueva generación más bien sigue la trama y no tanto que la dirija suena bastante interesante. Ya que yo soy de una generación mucho bastante vieja que las nuevas, podría aprovecharme y dirigir a un grupo de adolescentes lindas, hermosas y preciosas para que sigan una trama donde habría mucha saliva y donde yo estaría en medio.

miiroux dijo...

Ya corro por el, a descargarlo, volarmelo y en última instancia, comprarlo.

Geniales los argumentos del tal Johnson. Me hacen pensar en un argumento que expuse contra el circo de Esteban Arce y sus pendejadas: si se nos hubiese criado en la idea de que lo normal es la homosexualidad, y lo aberrante es la heterosexualidad, la idea de procreación sería la misma??

O algo asi. Solo yo me entendí, jaja. Saluos!!

Rosario Mata dijo...

y luego qué dice!!? me quedé "picada"... me lo prestas para fotocopiarlo? (costumbre de antropólogos :P ), bueno, scan?